En el mundo del trade marketing, hay una frase que escuchamos más de lo que quisiéramos:
“Esto no era lo que aprobamos.”
Y, sin embargo, pasa. Más de lo que debería.
Muchas veces, el diseño de un expositor pasa por varias rondas de revisión, recibe todos los OK necesarios, y parece perfecto…
Hasta que llega a tienda.
Ahí es donde el render choca con la realidad.
Y es donde muchos expositores, por bonitos que parezcan, fracasan en su misión real: vender, durar, y destacar.
Desde Tromo, llevamos años viendo cómo pequeñas decisiones tomadas en oficina terminan generando incidencias en el punto de venta. Por eso, hoy queremos compartir una herramienta práctica:
una checklist realista que cualquier responsable de trade marketing debería usar antes de aprobar un PLV.
El problema no es el diseño.
El problema es todo lo que pasa entre el render aprobado y el primer cliente que pasa por delante.
No es una cuestión estética. Es una cuestión operativa. Y si no la contemplas… vas a tener llamadas.
Antes de dar el “OK” a un nuevo expositor, ponlo a prueba con esta lista. No es glamourosa, pero sí efectiva. Te va a ahorrar tiempo, llamadas y materiales malgastados.
El diseño puede ser brillante, pero si sólo lo entiende quien lo creó… no sirve.
Haz la prueba con alguien de logística o comercial. ¿Sabe qué va dónde sin instrucciones eternas?
Si no se entiende en 3 pasos, es demasiado complejo.
Si el montaje no tiene responsable, el material no tiene futuro.
Define esto antes de producción:
Si hay que moverlo entre dos personas, nadie lo va a rotar.
Esto afecta al transporte, a la logística de implantación y a su vida útil.
Peso, estabilidad y volumen deben ir en equilibrio.
No todo el mundo tiene espacio ni tiempo para mover estructuras XL.
El espacio perfecto de central rara vez existe.
Verifica dimensiones con ejemplos de tiendas reales.
¿Cabe entre dos cabeceras? ¿Bloquea el paso? ¿Choca con carros?
Piensa en lo feo y lo incómodo: eso es el mundo real.
Un expositor bonito que se deforma en tres días no vale.
El material debe resistir:
Si hay que pararse a leer, ya es tarde.
Haz la prueba tú misma:
Camina, míralo un segundo, y dime si sabes:
Si no lo captas en 2 segundos, ajusta el diseño.
No esperes que el PLV venga con un formador al lado.
Todo debe explicarse solo:
Un shopper confundido no compra. Pasa de largo.
Evita piezas críticas que se caen, se pierden o se desmontan mal.
Si un PLV necesita piezas móviles, sueltas o “especiales”, pregunta qué pasa si se pierden.
¿Sigue funcionando igual? ¿Hay repuestos?
Diseña con ese margen de error previsto.
La rotación de campañas es rápida, pero tu material no tiene por qué morir tan pronto.
Evita:
Cuanto más reusable sea el expositor, mejor será su retorno.
El 90% del retail se reporta hoy con fotos por WhatsApp. Piensa en eso.
No es broma: si tu PLV no se entiende en una foto rápida, no va a reportar bien.
Diseña también para la cámara del móvil. Porque es lo que se va a usar para evaluar su rendimiento.
El diseño bonito emociona.
Pero el diseño útil evita dramas.
Usa esta checklist como filtro final. Porque si falla alguno de estos puntos, el expositor va a dar problemas, y los problemas van a escalar.
Y si quieres asegurarte de que lo que apruebas llega bien, se monta fácil y hace su trabajo, llámanos. En Tromo estamos para eso.